EFECTO PLACEBO.
(Texto de exposición personal)
Es la sociedad en su estructura fundamental un reflejo de un efecto placebo, sólo fake- news. Los botones del ascensor, los del semáforo en otros países, claro, los videojuegos, los celulares y sus aplicaciones, Facebook, la publicidad, la propaganda, los amores placebo… SHIT!, el dinero. Hacer arte a veces me parece que consiste en complacer; complacer al mercado, a los críticos y curadores, a la institución, las nuevas tendencias, a los coleccionistas. Si entendemos el arte como este valor ficticio para crear una realidad terapéutica, entonces la sociedad sin el arte está en piloto automático, como sonámbula, que sería de ella sin esa creencia del arte y la religión. La receta que nos da el médico nos tranquiliza, en ese papel se encuentran nuestros temores a la enfermedad disueltos, y se cierra ese ciclo al tomarnos la pastillita. La curación espiritual se basa también en este efecto, de ahí deriva la fe y la esperanza. Para otros también al comprar una casa o carro nuevo. No porque un auto moderno cueste cientos de miles de dólares significa que sea mejor que un carro antiguo de los años 30; es decir, esta situación se encuentra por doquier. Es posible que la sociedad no pueda sostenerse sin esa “píldora”. No podemos ver el interior de la tienda porque sólo observamos nuestro reflejo, como si al pasar frente a la entrada de un solar en vez de advertir olor a humedad sintiéramos fresquito de aire acondicionado… no es un hotel. Dios es una extensión de nosotros o a la inversa, puede que Él sea nuestra prótesis, no nuestra extensión, y por eso sobrevivimos, por la ilusión de apoyo que se anida en nuestra conciencia. El medicamento de la mentira gratifica pues alivia sentir que una ficción se sostenga en el mundo real, sino nuestra consistencia se pone a prueba. Qué más da que cualquier sustancia pueda actuar como placebo, si incluso un vaso de agua pura puede ser curativo. ¿Será el agua bendita?
Jenny Brito Mora
Marzo 2020